viernes, 1 de enero de 2010

Ese modo de moler el alma.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Noviembre 27 del 2009

El homenaje.
Roberto Reyes Cortés.
5 º. Reyes.

ESE MODO DE Moler EL ALMA

El programa municipal pegado en las esquinas
Invita al pueblo a vivir la gesta, homenaje al poeta
Reconocimiento al genio, honrar honra tanto que,
seremos honrando al padre secular de la poesía.

Lectura de versos, coros de cantos celestiales
lisonjas a rabiar, dulces halagos.

Señoritas, señores, jóvenes y viejos y
con nuevas galas visitan La Alameda.
El Parque de las canoitas cercano al río,
erigido al prócer, se ilumina con la estatua de
ventrudo hombre de letras citadino.

El monumento se levanta en el centro de la plaza,
junto a la catedral en el Pórtico de una Universidad,
rebosante de Guirnaldas, flores azules y diademas;
la escultura mira al público como eje del universo.

Mil notas musicales enmarcan el sainete teatral,
todas las ediciones de la prensa rememoran la ventura del poeta,
la banda de pueblo interpreta la marcha triunfal
y el epónimo asoma ahí, erguido, quien no lo mira.

No tiene nombre ni apellido,
compuso versos sin dedicatoria
se ufanó de pertenecerle el mundo
olvidando que vio la luz primera
en triste barraca de pueblo sin historia.

Semejanza con personaje alguno
es casualmente
simple y pura coincidencia.

Cincuenta años hace que un día como el de hoy
los montes parieran al elegido de las ninfas musas,
sus especiales cerebro y corazón nada comunes
nunca igualados por los demás mortales.

Distinto al estado general de la raza humana
su efigie es labrada con bronce de los tiempos,
su perfil matizado por la voz de las cavernas,
su espíritu forjado en la épica de la naturaleza.

El ritmo de los volcanes,
el viento sin espectro ,
el buril del silencio,
la textura ágil del concreto,
el combate de genios en el campo de las ideas
le dieron siempre la victoria
y fué un cabal vencedor.

Medio siglo de poeta y cinco años que dejó la tierra,
que volvió a la nada cantando sonsonetes sin estrofa.

Se fue un día montando su caballito de palo,
el pantalón cortito, boina verde en la cabeza,
sus hombros adornados con dos tirantes de trapo.

Prendido en el coraje del tiempo
solo dejó como herencia póstuma una ácida lágrima,
el recuerdo de muchachas en la Explanada del barrio,
hondos suspiros de enamorados,
canto interior, loa, altar, incienso,
cosas tan pueriles pero que valen tanto.
mejor silencio que aquellas que son solo
para moler el alma.



FIN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario