domingo, 31 de enero de 2010

martes, 12 de enero de 2010

LUZ EL TROVADOR

Por qué ahora.

VIVIR SOLO POR HOY

LA LEALTAD

La feria.

El viaje

Camino arriba

La partida

Vivir en el mar.

El adios a quechula

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIAPAS, A 3 DE ENERO DEL 2010.

EL ADIOS A QUECHULA.
ROBERTO REYES CORTES.
5º.reyes.

Lemuria
tierra perdida de Escocia,
Quechula, la concordia,
tierras perdidas
de Chiapas.

En el monte,
a escondidas de los ojos,
en la cañada,
un cedro viejo guarda en su memoria
la negra desventura de esta historia,
te la cuento ahora a ti,
como el me la contara.

Los pesados tractores, trascabos y pailoders
despedazan el silencio de las riveras verdes
cortando a tajos la montañas del río Mezcalapa
y comienza el exhodo de la gente que se escapa.

Los fierreros aprestan el fulminante y la pila acomodada
asegurando la dinamita en agujeros abiertos en la roca,
atan fuertemente los explosivos de la nitro ya cargada
son hábiles obreros encubiertos detonando la última tronada
que volverá fino polvo, la montaña de piedra triturada.

Los ingenieros de cascos de acero pintados de amarillo
aprestan bolígrafos y bitácoras, para relatarnos el cuento,
de cartuchos de dinamita explotando como yescas de cerillo,
que dejaran para siempre inerte, quebrado, el cadáver yerto,
mi río enterrado en tumba de arena y de cemento, muerto.

Una intensa alerta roja, corre por los valles, por la pradera,
brincando desde el fondo de los bosques y del río a la rivera,
donde brillan ojos de miles de animales que con espanto suben
por los riscos, por las cuevas, por todas las montañas, huyen..

Estruendo impresionante cubre la tierra destrozada,
mil gritos desgarrados, traspasan todos los confines,
las copas de arboles medrosos se esconden en las nubes,
revolturas de lodo y agua, cubren los muertos alevines
y como en libro del Dante crueles tragedias se reviven.

Del serpenteante camino, nacido arriba de la tierra calcinada,
los indios bajan en silencio el cerro, iluminados con hachones
de quemada lumbre, macilentos, perdidos; hundidos en la nada,
y se confunden con el funebre paisaje de su choza abandonada.

Como catacumbas perdidas en el misterio del tiempo,
riadas inmensas de agua torturada, se lanzan al vacio,
es la sangre, sangrada de las venas rotas de mis rios,
viajando en contínuos borbollones, de última cascada.

Por más que busco ya no miro, aquellos rojos cedros del bajío,
las antes formidables caobas gigantescas clavadas en las lomas,
los floridos cercos, enramados entre guirnaldas y palomas,
o risas de mujeres hermosas que rien bañándose en el río.

En donde estará el hato del ganado que pastaba en la pradera,
donde el maizal, el frijol, el plátano, el cafetal, la sementera,
en donde la maestra, mis amigos, donde aquellos mis hermanos,
aquella novia idolatrada que llenara de amor mi vida entera,
se fueron para no volver, no estarán en esta, ni en otra primavera.

Como Lemurios de la Escocia, perdidos bajo aguas de centurias,
Quechula y la Concordia son pueblos que también desaparecen,
dejando a humildes poblaciones rivereñas hundidas en penurias,
ahogadas en caudales, como llanto de las lluvias, cuando crecen.

En invierno, cuando las aguas bajan y el frío seco es más intenso,
se divisa lejano, el pico de una torre solitaria sin campana, ni badajo,
su iglesia, su santuario; sin rezos, sin las canciones de cada novenario,
sin velas, sin fieles, sin recuerdos, sin maitines y mirandose desde abajo
una plaza inundada, ahogada bajo el lodo, porque lo ha perdido todo.

Una inmensa mancha de agua negra cubre las antes bellas superficies,
lo que fueran Quechula, La Concordia, son pobres páramos rocosos,
casa común de serpientes, salamancas y de los pumas poderosos
y con el despojo de la tierra fértil, se inicia comercio escandaloso.

El agua convertida en vatios, kilovatios, luz y fuerza de la empresa,
compuertas, turbinas, casas de máquinas, Malpaso, la Angostura.

Dicen que de noche, una barca sin remos, se arrima a la costa solitaria de manglares
cantando salmos dedicados a la luna, lamentos lastimeros de aquellos historiales,
del río corriendo caudaloso, raudo, libre, entre colores rojo-verde de olorosos cafetales.

En las casuchas de palma sembradas en los cerros, los indios viven su desvelo,
iluminando la negrura de la noche, con las rojas brasas de las rajas del piñuelo,
en hogueras encendidas por la violencia atronadora de relampagos del cielo.

fin.

.

sábado, 2 de enero de 2010

CIUDAD JUAREZ

TUXTLA GUTIÉRREZ CHIAPAS, Noviembre 2009-11-23

Roberto Reyes Cortés.
5º.Reyes.
Ciudad Juárez.


Duele el profundo dolor de una sociedad
lastimada por la peor violencia desatada.

Rojo púrpura es el color de la sangre derramada.
El río bravo tiñe el suelo de desiertas avenidas
como en la peor tragedia mexicana.

Hemoglobina a raudales y pesadas botas militares
a zarpazos rompen el silencio de la angustia.

A los lejos mas allá de las vías, atrás de la mirada
la desértica llanura perdida en el confín de la patria
no es del conflicto ajena.

La gente acude al mercado, visita la parroquia,
cada día reza a un santo distinto y enciende
con devoción la vela de la esperanza.

Después la plaza. Abajo el río callado, sin peces.
Sin imágenes están los sueños sin nada, son cielo sin pájaros,
voces confusas en el tumulto de mil arañas atrapadas en la red.
Las pesadas Hummer artilladas ruedan en el asfalto.

La escuela alforja abierta de gorjeos de juventud temprana,
es nido de cantos, inventadora de sueños y aun respira, camina.

Aves negras de miseria, crimen y soledad, se vuelcan arrancando
del pecho el corazón tierno de niños espantados.

Asoma el vacío de la historia. Es tiempo de un pueblo sin presente.

El cuerpo de México está tendido, azotado, huele mal,
y tanto está doliendo que es imposible contener el llanto.
Es pesadilla, noche negra, derrumbe de los cielos.

La tierra, nuestra madre ancestral está cortada en pedazos
y tal parece hielo de cristal fracturado, espejo de agua rota.


Mil crímenes horrendos, brazos y abdómenes,
cabezas sin cuerpos, hombros sin cráneos,
mujeres con los vientres desgarrados, abiertos,
peligro en calles, hoteles, carreteras, es la cotidiana visión.

Las aves hace tiempo dejaron de volar por el espacio
se han asfixiado en el gas letal de las nueve milímetros
y en el incendio disparado de la ira.

Entre tanto los asesinos pululan entre el trafico diario
de la urbe exhibiendo su crueldad como si nada.

Un grupo de niños juega en el campo detrás de la explanada
y en el callejón dos más persiguen al gato que se ha robado
el trozo descarnado de jamón de la cocina.

La tempestad avanza,
dos balas blindadas del ak47 viajan por el aire,
explotando los cráneos inocentes.

Ya basta de tanta crueldad, de tanta sangre derramada.
Por Dios ya basta.
La estampida humana busca su natural salida,
escapar de la barbarie, cruzar la corriente del río Bravo.

Ahí están la paz, la seguridad, del otro lado.
Paso del Norte nuestro puente cerrado, clausurado.
El cerco de acero y de concreto concreta la ignominia.

Entre nubes y truenos, en inmenso terror de hecatombe,
mil ojos incrédulos observan derrumbarse las torres
ayer construidas como símbolos del poder y de riqueza,
convertidas en polvo en dantesca y espantosa bacanal.

Más ausente y lejano parece hoy el sueño americano.

Pero ciudad Juárez nunca habrá de sucumbir
sus raíces lo describen como pueblo vigoroso y valiente,
su nombre es símil del héroe epónimo impasible.

Inmortal elegida en el espacio inmarcesible de la patria.
Ciudad Juárez eres eterna como el ave fénix de la épica leyenda.


Fin.

viernes, 1 de enero de 2010

Vamos al ranchito

Cancion dedicada a los niños y a los que no lo son tanto.
verano del 2007.

Roberto Reyes Cortes.
Renato y el Abuelo.



Vamos al ranchito apura
corre, vuela, canta, rie que
todos los dias de la semana
en esta vida son ilusion.

Vamos al ranchito que tempranito
por la mañana ya sale el sol.

Hoy es domingo de la semana
está contento mi corazón.

Voy al ranchito de aquellas flores
donde me espera mi gran amor.

Gaviotas verdes y golondrinas
corren volando por todas partes
cantando versos sin ton ni son,
esas estrofas desafinadas
son tonadillas de mi pasion.

Rie mi pecho cuando entre nubes
tu pelo rubio el aire eleva,
sueño contigo todos los dias,
cuando tu ropa el viento lleva.

Vamos al ranchito sueña tus sueños
hoy como mañana siempre sale el sol

Verde montaña alegre campo
dulce arroyito de mil colores
entre sabinos pronto veré.

Vamos al ranchito corre libre,
vuela que la vida es ilusión.

Vamos al ranchito
sueña que mañana
siempre sale el sol.

Con mi caballo por el camino
la sierra arriba cabalgaré
entre los cedros los animales
pastando libres encontraré.

Son vacaciones, hoy es el dia
en mi ranchito me quedaré
en la casita de mis amores
junto contigo siempre estaré.

Ese modo de moler el alma.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Noviembre 27 del 2009

El homenaje.
Roberto Reyes Cortés.
5 º. Reyes.

ESE MODO DE Moler EL ALMA

El programa municipal pegado en las esquinas
Invita al pueblo a vivir la gesta, homenaje al poeta
Reconocimiento al genio, honrar honra tanto que,
seremos honrando al padre secular de la poesía.

Lectura de versos, coros de cantos celestiales
lisonjas a rabiar, dulces halagos.

Señoritas, señores, jóvenes y viejos y
con nuevas galas visitan La Alameda.
El Parque de las canoitas cercano al río,
erigido al prócer, se ilumina con la estatua de
ventrudo hombre de letras citadino.

El monumento se levanta en el centro de la plaza,
junto a la catedral en el Pórtico de una Universidad,
rebosante de Guirnaldas, flores azules y diademas;
la escultura mira al público como eje del universo.

Mil notas musicales enmarcan el sainete teatral,
todas las ediciones de la prensa rememoran la ventura del poeta,
la banda de pueblo interpreta la marcha triunfal
y el epónimo asoma ahí, erguido, quien no lo mira.

No tiene nombre ni apellido,
compuso versos sin dedicatoria
se ufanó de pertenecerle el mundo
olvidando que vio la luz primera
en triste barraca de pueblo sin historia.

Semejanza con personaje alguno
es casualmente
simple y pura coincidencia.

Cincuenta años hace que un día como el de hoy
los montes parieran al elegido de las ninfas musas,
sus especiales cerebro y corazón nada comunes
nunca igualados por los demás mortales.

Distinto al estado general de la raza humana
su efigie es labrada con bronce de los tiempos,
su perfil matizado por la voz de las cavernas,
su espíritu forjado en la épica de la naturaleza.

El ritmo de los volcanes,
el viento sin espectro ,
el buril del silencio,
la textura ágil del concreto,
el combate de genios en el campo de las ideas
le dieron siempre la victoria
y fué un cabal vencedor.

Medio siglo de poeta y cinco años que dejó la tierra,
que volvió a la nada cantando sonsonetes sin estrofa.

Se fue un día montando su caballito de palo,
el pantalón cortito, boina verde en la cabeza,
sus hombros adornados con dos tirantes de trapo.

Prendido en el coraje del tiempo
solo dejó como herencia póstuma una ácida lágrima,
el recuerdo de muchachas en la Explanada del barrio,
hondos suspiros de enamorados,
canto interior, loa, altar, incienso,
cosas tan pueriles pero que valen tanto.
mejor silencio que aquellas que son solo
para moler el alma.



FIN.

Manuel

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas 2009
Roberto Reyes Cortés.
5º.Reyes

----------MANUEL------------

En la acera del frente de la iglesia
de aquel pueblo sin nombre conocido
un niño, llora en la noche sin consuelo
mil gritos de espanto, desde el suelo.

Del regazo de una madre violentada,
inerme, flaco, enfermo, torturado
es arrojado al torrente de la vida
al dolor del hombre aprisionado.

Que delito ha cometido para de casa ser echado,
para estar hoy en el quicio pétreo de esa plaza
sin juicio o tribunal que le hubiere condenado.
De ese acontecer tendrá memoria eterna
pasen cien años, mil, nada es importante.

Llegaste, solitario, febril, niño, impotente
en noche de tempestad y tormenta alucinada.

Los pájaros inician su canto, al compás de ríos
danzantes con el ritmo sabroso de las aguas.
Los campos se pueblan de flores amarillas, rojas,
encendidas; las ardillas guiñan el ojo a los chicos
que alegran el patio de recreo y los gallos alborotan
el alba.

La fábrica de trompos inicia una jornada,
la maestra del aula blanca está encantada
esperando la llegada de los pequeños visitantes.

En la parcela los campesinos morenos cargan
la vieja carreta de madera junto a flacos caballos
que ensillados aguardan la partida diaria.
En la banqueta de piedra del frente de la iglesia
siguen tercos los reclamos, impiedades, secuestros,
delitos sin culpables, gente en alarido penetrante.
El pueblo reunido abajo del sombrero piensa,
medita los espacios perdidos de cuando fue silenciado.

Mil ideas inauditas pueblan los mundos abstractos
de la nada del ente cósmico, solo surge la rabia, se vuelve
humo entre incendios de antigua histeria colectiva.
Violencia desatada campea en los espíritus rebeldes.
Pronto surgirá el mañana con furor de revuelta.

La vida nace, del abultado vientre de la noche en músculos de piernas de mujer abierta, que parecen agiles caobas torneadas de luna llena o seno de fugaz y anónima virgen vulnerada, perdida en el callejón oscuro de la esquina.
La chinita nacida ayer cae del nido de musgo hecho de ramitas, hojas de naranjos y de higo, colgado en la hendidura de dibujado alfeizar de la torre.
En abierta confusión los ecos tronantes de los cielos
ordenan la construcción de las pirámides.

Ese día Manuel, llega a casa trayendo en su sonrisa
la esplendente mañana, una luz de lámpara de oriente.
Llega solo con la esperanza del porvenir abierta
listo para enfrentar el devenir del tiempo y hacer
de la historia de todos la suya, su propia historia.

Manuel, niño arbol de camino lejano venido del trigo,
ungido con miel de abejas de las criollas colmenas,
bautizado con el límpido caudal de los ríos eternos,
reo precóz atado por hendidura de bífida espina.

Pequeño eres hoy mañana triunfarás nadie lo dude,
por ser niño ahora eres grande un día gigante
serás por ser hombre.
Tu estatura como la del dictador del corcel blanco,
dueño de conquistas de Galias y de Europa,
no se mide del suelo sino de tu testa al cielo.

Dueño mayor liberado del rocío de las flores,
trovador encantado del canto de las montañas,
mensajero puntual del silbido de los vientos,
cóndor en la cima azul de escarpada nube,
infante aéreo del lejano país ignoto de la fantasía
eres el rumboso amo de la región infinita de los sueños.

Fin.

Llegó el tiempo

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Diciembre del 2009.


LLEGO EL TIEMPO.

Roberto Reyes Cortés.
5º.reyes.


Ocurrirá ahora, no sé cuando? Es tiempo de pagarle al tiempo,
no importa que sea hoy, mañana, pasado, solo se que un día las
blancas aguas de los ríos desbordaran la tierra mojando la llanura
y se alzarán libertadas voces encerradas en la garganta de los años,
como música de violines templados en el silencio del recuerdo.

Por ahora me encuentro cansado de caminar pero marcho
sin tregua, ando viajero por el rumbo de los senderos, a tientas.
Me voy por donde apunta el sol con sus flechas de diamante
sin tratar de corregir errores que me son propios y me definen.

Soy cabal imprudente, como el peripatético oficio de escribir
rimas anacrónicas, infames, elaboradas con palabras sin sentido.

Se que lo que tengo es locura de silencio, de trueno rompiendo cielos,
estampida de cascabeles que buscan la espina dorsal de la nieve,
gaviotas aherrojadas dentro de las manecillas de reloj destartalado.

Pero hoy me propongo saltar cuando asome el sol en el nuevo horizonte,
velear entre las velas de las iglesias y el incienso de los verdes cactus,
correr con las iguanas azules que hoy han decidido caminar erguidas,
mirando los renuevos juveniles hamaquearse en la cintura del peñasco.

Estoy perdido en el silencio del bosque formado por decrépitos alcanfores,
por hacheadas de sabinos que solo viven del agua y enmarcan sus orígenes.
Pobres árboles olvidados, cadáveres aserrados, demolidos, hechos carbón.

Pero pronto encuentro el camino de herradura yacente en el fango inundado,
las lluvias han dibujado bajo mis zapatos, mil huellas como estelas de un caballo
que repta cansado, dentro de borrascosas tempestades tonantes de los cielos
y con aquellas marcas pronto encuentro la ruta señalada para volver a casa.

El furor del cielo no me aterra. Alegremente me divierte y me lanzo furibundo
a combatir los destellos y relámpagos que iluminan el pesado vórtice del aire.
Solo respiro la negrura de la noche, anunciando el aire gentil de la luna nueva,
que mira la diminuta mañana, que quiere asomarse entre el pasto de las estrellas.

Estreno hoy el recuento virtual del tiempo perdido, en una parcela de nostalgia,
lo cubro con sombras raídas comos encajes memoriales de lustros hacinados.

Desde la atalaya del universo otros mundos indiscretos nos observan.
Son parcas amontonadas en cuerpos bellos hermosamente esbeltos,
inocentes fantasmas de noches de brujas que por ahora a nadie asustan,
sombras del pasado, yertas en el libraco azul de las leyendas elegantes
que se tira vacío, como versos sin amor, como carnaval festivo sin pareja.

Pero vaya si es sorprendente la forma de salir las cosas en la vida del hombre,
tan sencillas, tan simples, tan diáfanas, tan naturales, como el amanecer,
como el sueño en la noche, como que contigo mi amor nos hayamos encontrado.

Debajo de la puerta de mi casita de campo que permanece siempre abierta
en lo alto de una puerta de madera apolillada, asoma invasor el sol de la mañana.
Somnoliento adelanta horas en su intemporal cronómetro, porque tiene prisa.

El impaciente sol nacido apenas, quiere partir ligero. Doce horas son muy pocas
para jugar a las escondidas con el farol apagado de la esquina de la callejuela
o para danzar campanadas de torreón, cantando salmos a ritmo de monaguillo.
Entre tanto el corazón brinca conmigo, tapando el paso a la vieja que se dirige
con todo y su enagua a la misa de las cinco.

Llevo en mis oìdos, el sonido del tiempo, del fierro, de la madera aserrada,
de los cerros devastados, de los animales flacos balando en el redil, de la música de la calle
que se alejan conmigo, cuando emprendo la violenta marcha por los rumbos
cardinales marcados por las brújulas perdidas.

Adentro de ti mi amor me voy, me alejo hundido en lo alto del horizonte,
sin puerto definido, con el cuerpo helado, atrapado por el frío de tu cruel ausencia.

Dejo partido para ti un amoroso corazón lejano y te canto mi último
verso con la inmensa ternura de mi intenso amor de siempre y para siempre………….

Fin.

Ambar

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, agosto del 2001.

Roberto Reyes Cortés.
5º.reyes.


Ámbar.

El ámbar es una lágrima de piedra rodada
que de la sierra baja, después de salir de
los ojos de los felinos machos de la selva.

Aleación rara de carbón, tierra y agua.
Gemido de cascada, espiga de raíz.

Encantada flor en alas de golondrina.

Ámbar, luciérnaga de la noche,
brújula en el viaje sin retorno,
rocío entre los cerezos del monte,
diamante en las esferas del universo,
guijarro en los confines de oriente.

Cuentan que una noche después del rayo,
la luna asomó su cara sonriente y zalamera
y mirando hacia abajo guiñó un ojo al pavo real
trepado en lo alto de una rama de guapinol.

Esa fue la señal convenida con el Amo del tiempo.
El sitio es el elegido el momento es el preciso.
Un hombre sin sueño, que cansado de no hacer nada,
en cueva profunda oscura casa de armadillo, descubre
aquel feo guijarro original de brasa de carbón quemado.

Toma la pieza la observa y sorprendido de su clara textura.
la guarda en un morral remendado de ixtle y aprisa se dirige
al humilde hogar de Simojovel.

En la mañana siguiente las pobres manos del hombre
pulen y dan vida a esa piedra preciosa hija de árbol.


Fin.

Sangre de árbol

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Noviembre del 2009-11-20


SANGRE DE ARBOL..

Por:
Roberto Reyes Cortés.
5º.Reyes.
En el anterior tiempo del tiempo
se formaron los mundos celestes
del cosmos lejano.

En la hecatombe estallaron dos
de los cinco soles del universo,
una estrella fracturada viajó por el aire
y convertida en cenizas llegó a la tierra.

El pedazo alucinado del combo
golpeó la corteza con violencia
y se hundió muy hondo en la frágil
textura de los suelos.

Se dejó arrastrar por la lluvia,
por el agua de las inundaciones.
Viajó por los arroyos que bajan
de los altos cerros escarpados.

Los rumbos de Simojovel
desaparecieron y el polvo
de estrella pintó cuevas,
cavernas, cañones, todo.

Cuentan fué ese polvo
que entintó las manchas del
jaguar, el blanco de las
garzas, el rojo multiazul
de loros y guacamayas.

Las raíces de guapinoles,
cupapes, cubillos, cedros,
hicieron el milagro de amalgama
y suelo, sol, lluvia, polvo estelar y
mortero de caliche, formaron el ámbar
savia milenaria, sangre de árbol,
transformada en bella gema.

Eran los días aquellos de la creación
cuando los dioses no vivían en las piedras,
tampoco en el viento venido de mar adentro.

Fue el día del calendario en que las brisas
de los océanos se transformaron en tempestades
y destruyeron la vida de valles y montañas.

Tiempo en que los animales de la selva
en torno de la Ceiba mayor madre de
los árboles, decidieron escapar rompiendo las rejas
del desierto de la soledad.
En el espacio se escucharon rugidos espantosos
señalando en concierto estridente de voces
y de ruidos el despertar del enemigo,
el nacimiento del hombre que iniciaba
su camino de destrucción de la tierra.

Una masa impresionante de polvo de estrella
hundió de tajo la tierra y viajó entre el subsuelo
para encontrar al fin oscura caverna sempiterna,
en que amasijo de arena, barro y fuego calcinante
crean la piedra brumosa enterrada por centurias.

Ámbar sangre del monte en la herida del árbol,
en la rama del cobayo, quebrada, por el rayo
viviente, corriendo en el cuerpo del guapinol.

Flor opaca del éter prendida en el alamar
del paisaje del universo, gota de miel arbórea
ahijada en las hojas doradas del tiempo.
Gema preciosa derretida en el fuego voraz
de las montañas.
Milagro de la creación entre roca y árbol
entre materia y sollozo entre olvido y esperanza.
Extraño mineral viviente que en las noches repta
en las venas de los seres animados de la selva.
Joya parida por los oráculos encendidos
de mitos ancestrales y sacrificios humanos.
Amuleto mágico que al niño libra
de acechanzas en artes del chaman.
Cura infalible contra mal de ojo, envidia,
mal puesto, calenturas, bebedizo de amante.
.
Duermes profundo sueño en troncos podridos,
del corazón derrumbado de los árboles.

Hace ayeres, tantos que no cuento,
antes de hoy, del caos, antes muy antes
de los ruidos de las Hummer artilladas,
del tronar de obuses, de roquets y cohetes,
el espacio no sabìa del lacerante alarido
de millones de victimas de violencia humana,
del camino silente de multitudes arreadas,
de gas letal de los campos de exterminio,
de legiones hambrientas perdidas
en desiertos sin fin y sin destino.
De la angoleña y lejana desesperanza.

En el Bosque, Huitiupán, Simojovel, Totolapa,
se revela, nace un ejército. Es una tropilla
infantil, famélica, reclutada por el hambre,
brotan de la nada, son los mineros del ámbar.

Asoman espontáneos en el negro suelo hirsuto,
rascan con palos, con manos desgajadas, desnudas,
sin uñas, dedos quebrados, aplastados por el golpe
continúo de la ancestral herramienta.

Asemejan ratas humanas horadando agujeros
de la tierra. Cuántas veces esos hoyos estrechos
túneles oscuros se convierten en sus naturales
tumbas.
Sarcófago de obrero olvidado, explotado,
púberes y niños flacos, cada vez más tiernos,
más flacos, mas niños, los mejores, osados,
son como flexibles varejones de membrillo.

Llegan sin dificultad al fondo de la mina
y de nuevo el sol pega en sus caras morenas.
Tierra y sudor son su eterno maquillaje
y una sonrisa infantil corre por el campo.

El minero triunfal alza las manos partidas
por el cincel y el marro, la barreta y la cuña,
entre aquellas zarpas brilla magnifica una gema
poliédrica, cromo de opacidad de orígen.

Lagrima solitaria de Tzotzil. Explotación ancestral
de enganchado preso en las galleras comunales.

De lo alto del risco Erasto Urbina mira el campamento
pero sus ojos acerados lanzan relámpagos de furia.
En un cerro de Simojovel nace el ámbar, la gema de América, parida en mina perdida de las montañas del sur.